Con tan solo 21 años, la estadounidense sueña con el título del Abierto de Australia
El 17 de mayo de 2019, la WTA publicó un vídeo en su canal de You Tube sobre la historia de Sofia Kenin, días después, daba el ‘batacazo’ en Roland Garros, luego de vencer a Serena Williams en la tercera ronda, un partido más tarde la australiana Ashleigh Barty le colocaba punto final a su sueño.
Tal vez, lo más bello del deporte en general, es la opción de brindar una segunda oportunidad, por supuesto tomar revancha, y la misma llegó nada más y nada menos que en la Rod Laver Arena de Melbourne Park, donde no solo saldó una deuda pendiente con Barty, sino que además arruinó la fiesta local, pues han pasado cuarenta años desde la última incursión de una tenista ‘aussie’ en la final del Abierto de Australia.
A la edad de cinco años, Kenin ya tenía divisado su principal objetivo en la vida. “Quiero ser una campeona y quiero ser número uno del mundo”, expresó en una entrevista, luego su interlocutor le indagó por su jugador favorito y ella contestó: Andy Roddick. Una vez conocida la respuesta le preguntó por la manera en que devolvería un servició de su ídolo, y con determinación respondió: “haciendo un split, preparándome antes y haciendo un revés corto”.
Ella no es estadounidense, es rusa, y no se llama Sofia, su nombre es Sonia, el cual se cambió por decisión de sus padres cuando se radicaron de lleno en suelo norteamericano. Empezó en el tenis gracias a su padre Alexander, quien fue su entrenador; él estudiaba programación por las mañanas y se desempeñaba como conductor por las noches cuando se instalaron en Nueva York en 1987, tras un paso fugaz por Austria e Italia, donde la suerte no lo acompañó; entre tanto, su madre Svetlana trabajaba como enfermera en la ex Unión Soviética. Indican que ella nació en Moscú porque regresaron a su país de origen en aras de encontrar más facilidades en los primeros meses de vida.
Se inscribía a torneos para menores de diez años con tan solo siete, evidenciando que se trataba de un talento precoz. A los quince jugaba torneos profesionales en el Circuito ITF World Tennis Tour, y en 2015 debutó oficialmente en un torneo Grand Slam, luego de recibir una wild card para el US Open.
La idea de ir primero a la universidad, antes de apostar por una carrera profesional en el tenis la sedujo, pero esta idea desapareció en 2017, cuando enfrentó a Maria Sharapova. “Luego de este partido supe que me quería convertir en profesional. Ella es un gran ejemplo, como lucha dentro de la cancha, y es por ella que soy así. Al finalizar el partido me dijo palabras alentadoras”, recordó.
Dos años más tarde llego su eclosión, al ganar los WTA de Hobart, Mallorca y Guangzhou, ascendió más de cuarenta posiciones en el ranking WTA, ente que la reconoció con el premio a la Mejor Tenista Progresión. Soy muy enfocada, agresiva. Soy capaz de quedarme horas en cancha si es necesario. Hay partidos en los que no sé cómo pude salir victoriosa de ellos. Pero el hecho de que nunca me rendí fue lo que me ayudó a salir adelante en la cancha, tal y como en la vida”, fueron algunas de las declaraciones que arrojó en aquel vídeo.
¡No cabe la menor duda! Sofia es una tenista a quien la determinación la ha llevado a donde está, en la final del Abierto de Australia con tan solo 21 años, en el Top-10 a partir del próximo lunes y a una victoria de ser la raqueta número de su país, si se da, desbancaría nada más y nada menos que a la leyenda Serena Wiliams.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/532902040893022209/gonhrGnQ.jpeg» ]Francisco Vargas: Twitter @VargasPacho. Periodista especializado en tenis con una experiencia de 8 años en los diferentes circuitos de la ATP , y WTA. Voice Over en eventos internaciones. [/author]