Diego Schwartzman no es de ninguna manera un portento atlético de los que se ven ahora cada que se habla de éxitos a nivel deportivo, de hecho se ganó su seudónimo gracias a su estatura, que apenas alcanza el 1.70, y es que el ‘peque’ no la ha tenido fácil para llegar a donde está; Diego empezó a jugar tenis a los 7 años en su natal argentina, nunca fue muy privilegiado con su estatura que es muy inferior al promedio de los que se dedican a este deporte, para no ir muy lejos, el top ten de la ATP tiene un promedio de (1.89cm) de estatura, incluído Dominic Thiem, a quien el ‘peque’ derrotó la noche del 8 de agosto.
Y es que en Montreal se presentaron dos fenómenos para recordar en esta fecha, el cumpleaños 36 de Roger Federer, y el triunfo de un argentino de 24 años, sobre el número 7 del escalafón mundial. Schartzman hace parte de una raza de jugadores de la que quedan muy pocos exponentes y en la que Bélgica fue pionera con Oliver Rochus (1,68) quien supo ser número 24 del mundo en 2005 o su hermano Christophe Rochus quien supo ser 38 un año después.
Y no se trata únicamente de jugadores de baja estatura, sino de esos que no destacan por tener un gran saque, ni una derecha brillante, en ocasiones con un revés sobresaliente, pero con algo que los hace únicos: un corazón gigante y una entrega en el campo que los hace sobresalir de los demás.
Ayer en cancha no se notaron diferencias de estaturas, pero sí de entrega, es que el argentino superó con creces la expectativa de todos, está hecho para cosas grandes, en la primera ronda como azar del destino se midió a Opelka de (2,11) y lo derrotó en tres sets, preparando lo que sería el triunfo más importante de su carrera.
Dominic Thiem partía como favorito en el encuentro, Schwartzman había disputado antes 12 partidos frente a miembros del top ten y no había podido lograr ninguna victoria, frente a Thiem (7°) y tercer favorito al título en Canadá había cedido en sus tres compromisos anteriores sin haberle podido arrebatar ningún set, esta vez fue 6-4, 6-7 (5-7) y 7-5
Era la noche de un pequeño gigante en Montreal que mostró que la entrega, el corazón y el éxito van de la mano, que el número en la clasificación no impide soñar y que hay un argentino, de 24 años que no da una pelota por perdida, que está expectante por el próximo rival, por el próximo torneo y que ahora más que nunca, sabe que soñar lo puede llevar a revivir noches como la del 8 de agosto de 2017, su primer victoria sobre un top ten y en un torneo de máster 1000.
[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/854360666370658308/jkEDM2UQ.jpg» ]»Juan Pablo Galvez Beayne, comunicador social y periodista deportivo, especialista en tenis, en Twitter como @jpbeayne»[/author]
