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DUBÁI QUEDARÁ EN BUENAS MANOS

por Andrés Peraza
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Es una costumbre en Dubái. Novak Djokovic y Roger Federer jugarán la final del torneo luego de que ambos ganaran su partidos de semifinales. El trofeo, por undécima ocasión quedará en la mano de serbio o suizo.

Foto: Getty

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Son de los mejores del mundo y el nivel lo demuestra. Djokovic y Federer son líderes de una época donde, junto a Rafael Nadal, lo han ganado casi todo. Han sido amos de lo que se ha puesto enfrente y han roto marcas que en la historia del tenis significan gemas. Helvético y balcánico, además, tienen una conexión propia en Medio Oriente, son de la casa; dos jugadores que en Dubái han marcado una historia que solamente le pertenece a ellos.

En el inicio, fue un festín de Federer aunque el brillo no fue el factor principal de su victoria. Al frente Borna Coric, el mismo que dio la resonada ante Nadal el pasado año en Basilea y que venía de endosar un partido casi perfecto ante Andy Murray en cuartos. En el duelo de generaciones triunfó el más pensado y el croata no tuvo la adrenalina necesaria para cabalgar una fiera que estando en clímax es indomable. El atrevimiento del de 18 años apenas alcanzó para los primeros compases: cinco juegos donde jugó sin miedo, sin importar que al frente estuviera el vencedor en esos predios en seis ocasiones.

Luego, todo se desvaneció. Un Federer que solamente necesitaba aumentar un cambio para desestabilizar a la promesa, proyectar su derecha para generar profundidad y la incomodidad de Coric, para luego definir en la red. Así, en un partido que empezaba a descifrar al vencedor, el suizo capturó el primer acto. El segundo ya fue la demostración de la genialidad: un parcial donde nunca se vio en peligro, la amenaza no era una opción para el dos del mundo, que terminó prevaleciendo por 6-2, 6-1. Coric se enredó en sus propios desaciertos, esos de un jugador de su andadura pero que tendrá que recomponer para alcanzar uno de sus sueños esta temporada.

Roger irá por su séptimo trofeo en Dubái, en su 126º final en carrera, ante un elevado Novak Djokovic que fue un ciclón, aunque de poco se apagó, ante Tomas Berdych en la segunda semifinal. El 6-0, 5-7, 6-4 retrata lo sencillo que fue el partido de inicio para el serbio y en lo complicado que fue convirtiéndose.

El primer set fue un baile de uno. Djokovic fue mágico, excelso, un tenista que llevó a la pista central de Dubái lo fantástico hecho realidad; ese juego que solamente puede ser disputado por los mejores, por los consagrados en este deporte. Novak ocultó a Berdych en una pista en la que había luz de un lado y sombra del otro. El uno del mundo destelló desde la devolución, un golpe que le dio la garantía suficiente para empezar a desestabilizar la mente del ocho del ranking ATP, que no encontraba hueco para escapar de la realidad, o por lo menos, generar peligro ante el jerarca del circuito masculino. El de Belgrado endosó un rosco, perdió apenas tres puntos con su servicio y ninguno con el segundo. Una máquina.

Sin embargo, no todo pudo ser perfección para el campeón de ocho grandes. Tras haber quebrado en el inicio de la segunda manga y lo que parecía una cuestión liquidada, terminó en un extendido pleito. Berdych recuperó la memoria, afinó la raqueta y desnudó la fortalezas de su contrario, que pareció traído de otro partido, no era el mismo que entonó tan precioso recital en el comienzo y luego, antes de tiebreak le dio vida al checo que no vence a Djokovic desde 2013.

Luego todo fue pulso tras pulso. Con el serbio apagado y el checo encendido, los servicios pasaron a ser el jarabe vital para apuntarse en la codiciada final. Ya sin la profundidad del primer set ni el juego tan agresivo, apeló a encontrar el error de su rival y buscar entonar las piernas, esas que ya no generaban la energía del inicio. Y mientras se veía inquieto logró quebrar en una única ocasión, que no le dio la tranquilidad definitiva, pero sí fue necesario para llegar al último partido.

Djokovic y Federer se verán frente a frente una vez más en un duelo que acaparará todas las miradas en el mundo. Uno va por su 84º título; el otro, por el 50º. Por segunda vez entablarán conversación por la corona en Dubái, recordando aquel que disputaron en 2011 y quedó en manos del serbio por un fácil doble 6-3. La historia ya es de ellos, el barco de Dubái queda en buenas manos.

[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/473258143418314752/wPCdGPjm_normal.jpeg» ]Fabián Valeth Orozco @FabianV_: Redactor en jefe de Match Tenis. Director y productor de medios de comunicación. Amante del tenis y del periodismo deportivo enfocado hacia este deporte.[/author]

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