Un 8 de junio de 1997, el brasileño Gustavo Kuerten ganaba su primer título de Roland Garros, curiosamente el primero en su carrera a la edad de 20 años, sin ser siembra. Ese día nació en Riga, Letonia, una chica a la que llamaron Jelena Ostapenko, veinte años más tarde clasificó a la final de Roland Garros y podría el sábado consagrarse con su primer título de Grand Slam y el primero en su carrera, además sin ser siembra. Para aquellas personas que creen en casualidad y números, este es un motivo para seguirlo haciendo.
Para llegar al partido por el título, Ostapenko superó por 7-6(4), 3-6 y 6-3 a la suiza Timea Bacsinszky, tenista que curiosamente también llegó a este mundo un 8 de junio, pero de 1989. Dos estilos diferentes de juego se daban cita en la primera semifinal; por un lado la juventud, la potencia desde el fondo de la pista contra la veteranía, la derecha y el revés cortado.
“El partido fue muy duro, creo que fue una batalla”, dijo Ostapenko. “Estoy muy contenta de estar en la final, especialmente en mi cumpleaños. ¡Creo que es un bonito regalo!”. “Sólo traté de mantenerme agresiva. Creo que fue importante ganar el primer set. También fue importante el que perdí, porque en el tercer set volví a encontrar mi juego”, añadió.
En el primer set se presentaron tres quiebres, tres por lado y fue el tie-break el que definió todo. Allí la letona parecía la veterana, pues impuso las condiciones para tomar la delantera. En la segunda manga, la helvética quebró de entrada, pero la Ostapenko le devolvió el favor al siguiente game, luego Bacsinszky ganó cuatro juegos de forma consecutiva para para igualar las acciones.
La manga definitiva estuvo marcada por la irregularidad de ambas jugadoras con su saque, pues se presentaron seis quiebres en nueve games, y fue justamente la veinteañera la que menos se equivocó y selló su victoria después de dos horas y 28 minutos de juego. La letona es la primera tenista no cabeza de serie en la final de Roland Garros desde que la eslovena (entonces yugoslava) Mima Jausovec llegara a la de 1983, que se llevó Chris Evert.
Independientemente el resultado en la final, Ostapenko ingresará a partir del próximo lunes en el Top-10 de la clasificación mundial femenina.
Redacción Match Tenis
