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REMINISCENCIA SERBIA 

por Andrés Peraza
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No me sorprende lo de Djokovic. Llámame como quieras. No me sorprende. Ni habiendo ganado Doha, fíjate. Ni haciéndolo ante Murray. No me sorprende porque el recuerdo de aquel Novak de inicios de año 2016 parece haberse quedado en eso; en recuerdo. O al menos hasta que alguien lo vuelva a tocar con una varita. Hasta que la magia haga su efecto. Pero me da que puede que se quede en ilusión óptica. Quién sabe. Los periodistas no somos futurólogos. Si conocéis a alguno, presentádmelo.

Djokovic no es el mismo tras Roland Garros. Eso lo saben aquí y en Melbourne. Y las fórmulas y cábalas en la cabeza del serbio para volver a la versión del comienzo de la anterior campaña, parecen no surtir efecto. Alguno me vuelve a recordar lo de Doha. Y si eres de esos, te digo que sí que ganó. Pero no es Djokovic. Y si no recuerda el partido ante Verdasco en la ciudad catarí.

Djokovic es humano. El tenis es psicología. A Istomic lo sacaron de una chistera hoy. Por lo de la magia y eso. En fin, a lo que iba. El serbio ha demostrado lo que -a mi juicio- le ocurre a cualquiera de nosotros cuando peleamos por algo que llevamos deseando mucho. La lucha hasta lograrlo es la parte que más se disfruta; cuando el viento va en popa a toda vela (saludos, Espronceda). Cuando lo logras, te quedas en el «Y ahora, ¿qué?». ¡Qué pregunta! Piénsalo detenidamente. Insisto en que es lógico; es comprensible y es humano.

Pero por mucho que queramos meternos(le) prisa, las nuevas motivaciones tardan su tiempo en encontrarse; máxime cuando eres un deportista de élite y tu actividad la siguen de cerca cientos de periodistas. Sé bien de lo que hablo.

«La veleta mental del serbio, a días, no termina de encontrar la dirección correcta»

Un partido tiene puntos de inflexión. ¡Qué novedad te cuento! Pero, precisamente, esos puntos de inflexión son medidores de lo que corre por dentro. De lo inverosímil pero ciertamente real. Y ahí no veo a Djokovic como en esa carrera estelar hacia el triunfo de «su vida» (Roland Garros). Noto que algo corre demasiado deprisa y desacompasado. Por mucho que se disimule, se nota. Y qué quieres, los cambios de aires, a veces, sientan bien y otras mal. Depende de hacia donde sople el viento. Pero la veleta mental del serbio, a días, no termina de encontrar la dirección correcta.

Melbourne ha significado otro toque de atención. Quién sabe si el último. Ahora toca encontrarse con uno mismo, serenar el ambiente cercano, los pensamientos íntimos y focalizar los pequeños pasos. «El hábito no hace al monje», que diría aquel. Ya te digo que no me sorprende.

[author image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/803341748047147008/IDk8FirA.jpg» ]DAVID SÁNCHEZ: @DASanchez__. Periodista Freelance especializado en tenis. Voleador nato en la red 2.0 y un jugador regular desde fondo histórico. Ágil y con capacidad de adaptación a todo tipo de superficies textuales. Español pero cosmopolita gráfico. He publicado en medios como CNN Chile, Sphera Sports, SportYou o VAVEL y colaborado con emisoras radiofónicas como Libertad FM o Radio Internacional. En Match Tenis disfruto peloteando entre siglos.[/author]

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