Karla también ha ayudado a jugadores de tenis en silla de ruedas.
Si hablamos de entrenadores de tenis, casi siempre nos estamos refiriendo a hombres, es una profesión que muy poco se ha abierto a ser de ambos sexos. Sin tener un estudio certero, se puede observar que el porcentaje de mujeres que dictan clases en clubes o academias es bajo con respecto al mismo dato en el género masculino. Traslado la siguiente inquietud a ustedes, ¿cuántas entrenadoras del deporte blanco han conocido?
Karla Osso es una venezolana de 21 años, vive y ama el tenis con todo su corazón, ha tenido que luchar bastante para poder abrirse un lugar entre el gremio de profesores de tenis en su país. No ha sido fácil empezar desde abajo, y aparte tener que luchar con muchos comportamientos machistas que no le permitían cumplir sus sueños de la forma en que ella hubiera querido en algunos momentos.
A la edad de ocho años empezó a entrenar tenis en la ciudad de Guarenas, en el estado de Miranda. A medida que fue pasando el tiempo, subió su nivel de juego y se coronó en distintos campeonatos nacionales, más que todo torneos internos. «Mis papás usaron el tenis como una distracción en mi vida, en mi familia nadie más practica este deporte», recuerda Karla sobre su inicio en esta actividad, y además expresa, «mis padres se estaban separando, cerca de mi casa había un club con unas canchas, un día me llevaron, me enamoré del tenis y no paré de jugar nunca».
Osso se habituó a ganar hasta sus doce años, pero cuando llegó la etapa de la adolescencia, también llegaron algunas derrotas, eso le hizo perder las ganas de jugar tantos torneos, a pesar de eso, el tenis para ella no es solo un juego o una distracción, sino que es un estilo de vida, y una profesión muy seria.
Aunque ella deseaba jugar torneos a nivel internacional, no fue posible porque sus padres en ese entonces no contaban con los recursos suficientes. A pesar de eso, llegó a ocupar el puesto 30 en el ranking nacional de la Federación Venezolana de Tenis. Más adelante, cuando Karla tenía 16 años, sus papás comenzaron a tener problemas para pagar sus entrenamientos, fue en ese momento que ella contactó a su entrenador Antonio Arce, y le preguntó sobre la posibilidad de empezar a trabajar con él, así fuera con el grupo de los niños más pequeños, o los de iniciación.
Afortunadamente para ella, el profesor Antonio aceptó la propuesta, y empezaron un proceso en el cual ella daba algunas clases, y después recibía clases de su entrenador, para de esta forma continuar aprendiendo el arte de enseñar a otras personas. «Enseñar siempre ha sido mi pasión», comenta esta venezolana que unos años más tarde recibió una llamada de otro club, en la cual le proponían entrenar a un grupo de niños. Después de esto, fue trabajando en distintas academias y un colegio en Caracas, con grupos de iniciación, intermedios y de competencia.
Hasta aquí, casi todo parece color de rosa, ¿verdad? pues en el camino, Karla ha tenido que enfrentarse a distintos comportamientos y estereotipos machistas que conviven aún en nuestra sociedad.
Hay que decir que todos los entrenadores jefes que ha tenido esta joven en su corta carrera como profesora de tenis han sido hombres, lo que refleja algo que no es sorpresa para nadie, pero invita a la reflexión de por qué las mujeres casi no se inclinan por esta labor, o, no llegan a tener el mismo apoyo que los hombres. «No he recibido maltrato por parte de ellos, pero es un poco complicado por el tema de que siempre quieren estar por encima de mí«, comenta la joven que sueña con tener su propia academia en un futuro.
Conoce mañana la segunda parte de la historia de Karla Osso.
[author title=»Andrés Matallana Avella: » image=»https://pbs.twimg.com/profile_images/666041598975852544/hSbddU6p_400x400.jpg»]Twitter @Andresf0724. Apasionado por el tenis. Disfruto del deporte blanco dentro y fuera de la cancha[/author]