La mente de un tenista se trabaja para una competencia individual, donde la presión, la concentración y el resultado recaen en el jugador, no en un grupo. Así se crean hábitos, calendarios, entrenamientos y una vida solitaria en la que tus amigos y amigas, nacionales o extranjeros, compañeros de circuito, también son los contrincantes.
La primera dificultad que tiene una confrontación, por ejemplo, de Copa Davis, es que cada jugador debe “sacrificar” dos semanas de su calendario de torneos. Esto implica dejar a un lado los intereses personales para darle importancia al interés colectivo de representar a su país. Ponerse la camiseta, para muchos será un orgullo, pero el tenis aparte de ser su pasión es su trabajo, por lo tanto, participar en Copa Davis puede significar un menor ingreso para muchos o perder puntos del ranking. Por este motivo, hay muchos jugadores que deciden no participar. Lo hacen unas pocas veces, para hacerle check a la Copa Davis y luego dejan así.
La segunda dificultad es el encuentro de egos. En algunos países puede ser fácil, porque solo tienen 1 o 2 jugadores bien posicionados en el ranking. En otros, donde el equipo entero está en el top 100, no es tan fácil. Los dobles, con el nuevo formato, adquirieron gran relevancia. Ahora, un país puede tener 5 buenos singlistas, pero tendrá que buscar una buena pareja de dobles, y esto implica sacrificar a varios de sus mejores jugadores en la modalidad de sencillos.
Aquí es donde entra en juego el ego. Los mejores posicionados, pueden esperar poder representar al país, sin embargo, el interés colectivo prima y se escoge un jugador de menor ranking pero que aporta más al colectivo.
Como a lo largo de la carrera, la mente del deportista ha sido entrenada para la competencia individual, entender ‘el colectivo’ no es tan sencillo. Aceptar que alguien con menor ranking sea el escogido, cuando tu vida en el tenis se define por un ranking, se puede tomar como un ataque personal y no es así. La realidad es que se necesita muchos más que tener buen ranking.
En un deporte individual como el tenis, armar equipo es reunir cinco mentes entrenadas para la individualidad. Cambiar el chip para entender que hacen parte de un sistema, puede ser complejo de lograr. En un equipo no hay un jugador más importante que el otro; como en el cuerpo, el hígado no es menos importante que el corazón, así el corazón sea la figura. Para vivir se necesita de ambos. Para jugar Copa Davis, se necesita de cuatro o cinco jugadores que puedan reunirse en armonía, dejar a un lado sus egos y competir compartiendo el triunfo y la derrota, no importa de quien venga. Todo un reto cuando tu mente ha sido entrenada para que tú seas responsable de tu resultado.
Ximena Beltrán – Trainer O&O Academy
