No era un partido cualquiera. En sus gestos evidenciaba que era algo más que un choque de segunda ronda de un Premier Mandatory. La razón: una ausencia de 14 años en un suelo que la había visto levantar dos veces la corona. A pesar de casi medio centenar de errores no forzados que generaron dudas durante las dos horas del encuentro, la número uno del mundo celebró a rabiar una victoria que la coloca en el tercer turno.
Foto: Jared Wickerham/BNP Paribas Open
Así como cuando vas a tener la primera cita con alguien que te gusta o ves a un ex amor después de muchos años, esas mismas sensaciones son las que pudo llegar a sentir Serena Williams esta noche en el estadio uno del BNP Paribas Open. En su retorno a este templo del tenis que tenía a Bill Gates y John McEnroe entre sus asistentes, la norteamericana no la pasó bien. Los nervios hicieron su papel y adornaron de dramatismo una complicada victoria por 7-5 y 7-5 ante Monica Niculescu.
“Te queremos Serena. Te queremos Serena. Te queremos Serena”, fueron los primeros gritos que se escucharon segundos después de que la hermana menor de la dinastía Williams pisara la cancha. Las ovaciones se convirtieron en el preámbulo de una noche en la que iba a necesitar más garra y corazón que buen tenis para superar un escollo que en los papeles no era complicado.
El encuentro inició y con este un quiebre sorpresivo de la número 68 del mundo hizo prever que la tarea de su rival no sería fácil. A pesar de recuperar el servicio rápidamente, Serena nunca se sintió cómoda en el desarrollo del partido. Cada punto ganado se traducía en un grito que era más un deshago contenido que una celebración por un buen tiro. El slice y los cambios de ritmo de Niculescu fueron un karma para una jugadora que no conoce otra táctica más a la de atacar. La rumana estuvo a dos puntos de dar un estruendo y quedarse con el primer set, sin embargo, su talante no fue suficiente para que ese disparo diera en el blanco. Luego de estar 3-5 abajo, Serena sacó a flote todo ese amor propio y esa casta de campeona que lleva impregnada en su piel para ganar los cuatro siguientes games y dejar todo de un solo color, del rosado llamativo que usó durante la contienda.
Para la segunda manga la situación no cambió en absoluto. La paridad se mantuvo a pesar de los quiebres de entrada que se produjeron. A partir de esas rupturas, el encuentro se llevó a cabo en el terreno de la europea. Rallies largos y cambios de efecto en la bola colocaron en jaque varias veces a la ganadora de 19 Grand Slam. El peligro latente que significó Niculescu, fue controlado por los chispazos de buen tenis que mostró por momentos Serena y que le sirvieron para nuevamente tomar el servicio de su rival en el onceavo game y por ende sellar una victoria que sufrió más de la cuenta la lograrla.
“Nunca vi jugar a nadie como ella. Es una luchadora increíble”, dijo Williams minutos después de terminar el encuentro. “Ella me hizo trabajar muy duro”. El público, ese mismo que sacó lagrimas en ella hace 14 años, borró esa mala imagen y tuvo un apoyo condicional. “Fue muy emotivo. Estaba impresionada por el animo que me dio todo el mundo. Definitivamente valió la pena volver y generar nuevos recuerdos”.
Williams termina el día con una victoria que la deja en tercera ronda a la espera del partido con Zarina Diyas. No obstante, sus 48 errores no forzados demuestran que el volver a California le costó. ¡Las campeonas también sienten presión y esta no fue al excpeción!
[author image=”https://pbs.twimg.com/profile_images/564574422062096384/ipHLxYXT_400x400.jpeg” ]ANDRÉS VARGAS PERAZA: Periodista especializado en tenis. Exjugador de tenis con puntuación ITF. Miro el deporte desde una perspectiva diferente. Estuve en el lugar del deportista, ahora del periodista. Director y editor de portal www.matchtenis.com.[/author]
